MÚSICA DE CINE
EL CINE MUSICAL
El cine musical es aquel en el que la música juega un papel esencial en el desarrollo del argumento de la película bien mediante canciones o bien mediante bailes que forman parte de la trama de la historia. No hay que confundir el término de cine musical con el de banda sonora. En el caso de la banda sonora, la música suena generalmente de fondo, cumpliendo diferentes funciones, pero en ningún caso forma parte del argumento o la historia que se cuenta. Se podría ver una película suprimiendo su banda sonora y, aunque esta perdería fuerza emocional, sin embargo, su ausencia no afectaría a la comprensión del argumento. En el caso del cine musical la supresión de las escenas musicales afectarían directamente a la comprensión del argumento.
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La primera película del cine sonoro El Cantor de Jazz (1927) constituye el bautizo del género. No obstante, será Melodías de Broadway (1929) la película considerada como la primera película del género del cine musical.
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En la década de los treinta el cine musical se convierte en uno de los géneros favoritos del público. A ello contribuyó en gran medida la aparición de la pareja de actores formada por Fred Astaire y Ginger Rogers (Sombrero de copa), quienes se hicieron un sitio preferente en la historia del mismo.
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En los años cuarenta toma el relevo como actor protagonista de musicales Gene Kelly. El musical volvió a tomar un nuevo rumbo, sacando los rodajes al exterior (Un día en Nueva York, 1949).
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Los años cincuenta trajeron a Elvis Presley o a Sinatra, aunque de nuevo el referente absoluto fue Gene Kelly con Cantando bajo la lluvia (1952), el musical más conocido de la historia del cine y que marca la perfección del género. Otro nombre importante de la década fue el de Vincent Minelli, con su particular fusión de comedia y musical, destacando Un americano en París y Melodías de Broadway (1955).
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En los años sesenta, la confianza en el valor artístico del musical, hace que se adapten obras de teatro clásicas europeas al cine musical; por ejemplo, Pigmalión (1913) —de George Bernard Shaw—, que se convierte en My Fair Lady en el cine. Sin embargo la obra cumbre de este género fue West Side Story (1961) con música de Leonard Bernstein, en la que se hace una adaptación de la obra de Shakespeare Romeo y Julieta, al entorno de un barrio marginado de Nueva York.
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En los setenta comenzó a declinar el interés por el género del cine musical. Sólo sobresale un nombre, el de Bob Fosse. Sus filmes Cabaret y AlI That Jazz son los mejores exponentes del género de la década. Otra famosa película musical fue Grease. Rodada en 1978 bajo la dirección de Randal Kleiser, lanzó al estrellato a Olivia Newton-John y consolidó la carrera del joven John Travolta.
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En las décadas de los ochenta y noventa Alan Parker reavivó el cine musical con películas como Fame (1980), TheCommitments(1991) y Evita (1996). Se pone de moda la grabación de óperas rock que dejan su impronta en el cine musical Es el caso de películas como The Wall de Pink Floyd.
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Por otro lado, en los noventa el cine de animación se llena de números musicales. La Bella y la bestia, El rey León, etc.
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Películas como Chicago, Moulin Rouge, Mamma Mía, El fantasma de la ópera, Bailando en la oscuridad y la oscarizada La la land ponen de manifiesto el interés que suscita nuevamente este género.